viernes, 17 de junio de 2011

El Día que las Hojas se Secaron.

Julia siempre había sido una nena llorona. De chiquita cualquier juego derivaba en llanto. Una caída de la bicicleta, un raspón por trepar al árbol eran motivo suficiente para q Julia llorara.

Lloró el día que empezó la escuela, el día que terminaba la escuela, cuando se le manchaba la hoja con el tintero, cuando otra nena le tiraba del pelo. Lloró cuando un chico le quiso dar un beso, en su primera salida, cuando escuchaba la radionovela, cuando se casó, cuando se casó su hermana, cuando se enteró que iba a ser madre, cuando su hijo nació. En los velorios de familiares y en los otros. En definitiva, Julia siempre tenía un motivo para llorar y si no existía, lo inventaba. Derramó lágrimas y lágrimas.

Siempre fue una mujer amargada y taciturna.

Un día de abril tocaron a su puerta, el comisario le dio la mala noticia de que su hijo Lucio se había suicidado.

Ese día, Julia no lloró.

Hace doce años que Julia permanece en el pabellón psiquiátrico y tampoco pronuncia palabra. Tampoco llora. Nadie de su familia la visitó en todo este tiempo y casi no tiene contacto con el mundo exterior.

Hoy la enfermera salió corriendo de su pabellón pidiendo auxilio y el cuerpo médico fue a verla. Nadie pudo creer lo que veía y quedaron atónitos ante la mirada impávida del doctor de guardia. Julia se había secado, como las hojas en el otoño. Afuera, llovía a cántaros.

10 comentarios:

gastmun dijo...

Muy buenooo, melancolia y tristeza para estos días de lluvia. Tus personajes no pueden manejar lo que sienten,se autodestruyen.

La hija de la Lagrima dijo...

Gastmun: Es verdad, mis personajes suelen tener mucha tristeza, suelen ser sombríos y autodestructivos. Quizás peque un poco de autoboigráfica. Aunque reconozco q Julia me dio un poco de pena, pero en ese sentido no nos parecemos.

maría pía dijo...

espero simpre que publiques, me encanta leerte!

La hija de la Lagrima dijo...

MariPí: Hoy posteo un nuevo cuento q escribí con mi novio.
Gracias! Beso

Anónimo dijo...

Conozco a una "Julia" -que no soy yo, por suerte-.
Hiciste una buena descripción de esas personas que usan el supuesto sufrimiento como estandarte.
Espero que la Julia que conozco no se seque... aunque realmente no hay indicios de que eso no va a suceder.
Besos! (y con más tiempo, vuelvo a pasar porque me gustó tu blog =)

La hija de la Lagrima dijo...

La vive al lado: Bienvenida! Yo tb conozco unas cuantas Julias, parece q estamos rodeados. No soporto a la gente q lleva el violín eterno...pero Julia al final tuvo un motivo para llorar, lástima haber derramado tanta lagrima al ped@,no?
Me alegro te haya gustado,

Beso!

Manuel Torres Rojas dijo...

Siento que me afloran de nuevo las lágrimas que nunca vertí...

La hija de la Lagrima dijo...

Manuel Maria Torres Rojas: A veces es bueno llorar. Es liberador.
Bienvenido!

Balconito dijo...

Me gusta que lo interno de los personajes se les escape y se vea en el mundo físico.
Meencantó, todo así junto y con un poco de aliento a vino, que viene a reforzar lo mucho que meencantó...

La hija de la Lagrima dijo...

Balconito: Hola! tanto tiempo! Q bueno q lencantó!
Beso