martes, 21 de junio de 2011
Pre-versión (Anticipo de la Perversión); Perversión (Póstumo a la Pre-versión)
viernes, 17 de junio de 2011
El Día que las Hojas se Secaron.
Julia siempre había sido una nena llorona. De chiquita cualquier juego derivaba en llanto. Una caída de la bicicleta, un raspón por trepar al árbol eran motivo suficiente para q Julia llorara.
Lloró el día que empezó la escuela, el día que terminaba la escuela, cuando se le manchaba la hoja con el tintero, cuando otra nena le tiraba del pelo. Lloró cuando un chico le quiso dar un beso, en su primera salida, cuando escuchaba la radionovela, cuando se casó, cuando se casó su hermana, cuando se enteró que iba a ser madre, cuando su hijo nació. En los velorios de familiares y en los otros. En definitiva, Julia siempre tenía un motivo para llorar y si no existía, lo inventaba. Derramó lágrimas y lágrimas.
Siempre fue una mujer amargada y taciturna.
Un día de abril tocaron a su puerta, el comisario le dio la mala noticia de que su hijo Lucio se había suicidado.
Ese día, Julia no lloró.
Hace doce años que Julia permanece en el pabellón psiquiátrico y tampoco pronuncia palabra. Tampoco llora. Nadie de su familia la visitó en todo este tiempo y casi no tiene contacto con el mundo exterior.
Hoy la enfermera salió corriendo de su pabellón pidiendo auxilio y el cuerpo médico fue a verla. Nadie pudo creer lo que veía y quedaron atónitos ante la mirada impávida del doctor de guardia. Julia se había secado, como las hojas en el otoño. Afuera, llovía a cántaros.
miércoles, 15 de junio de 2011
El Día del Juicio
Dedicado a Gasmun q ayer me recomendó Waking Life...mirá lo q paso!
Todo había terminado mal. Siempre terminaba todo mal para mí y esta no iba a ser la excepción. El juicio había sido largo, abogados que defendían, fiscales que me hundían cada vez mas y el juez que sentenció en mi contra. Ya todo estaba perdido. Así que me encuentro en esta celda a punto de ser condenado a muerte. Qué es lo que hice, se preguntarán ustedes. Bien, mi culpa y cargo es ésta equivocada vida en la que me encuentro, la que no elegí, la que siempre aborrecí y de la que todos son culpables. Si, todos ustedes son culpables y yo pagaré sus crímenes.
Estas son mis últimas palabras, mi última comida, mis últimos pasos antes de morir.
“ Arrastro mis cadenas, cadenas de la muerte y yo mismo fabriqué cada eslabón.”
domingo, 5 de junio de 2011
Susurros
Me gusta jugar con Melinda en la habitación. Jugamos durante horas a vestirnos con ornamentos diferentes, a la escondida, y al piedra-papel o tijera. Cuando su mamá está en la sala la escucha reír a carcajadas y viene corriendo a ver de qué se trata el juego de hoy. A veces en su jardín jugamos a la rayuela y su mamá la mira con cara de preocupación.
Su papá es un tipo serio, trabaja en la gasolinera del pueblo de noche y está poco en casa. Melinda me contó que sus papás a veces discuten y que su mamá llora. Melinda lo sabe, aunque su mamá haga un esfuerzo tremendo por ocultarlo. Cuando su madre está triste en la cocina, me acerco y le acaricio el pelo. Entonces quiero ayudarla con los quehaceres y le acomodo los platos. Ella corre, se aleja. Presiento que me tiene miedo.
Me gustaría hablarle, decirle lo que siento, contarle que acá me estoy muy solo y mostrarle que ella no está sola. Melinda dice que no cree que sea una buena idea. No entiendo.
Hoy vinieron a casa personas que no conozco y se reunieron en un círculo alrededor de la mesa; una señora me habla, me escruta que debo irme de ahí, ella no entiende que yo no quiero. Que intento tener una familia nueva. Me persigue, tengo miedo, no quiero. Por favor Melinda, dame la mano, diles que me tienen aquí enterrado debajo de tu cama, que mi padre me mató!
Maldición! lo único que hacen es enojarme y hacer cosas horribles. Me convierto en un ser malvado.
Ven conmigo Melinda…no tengas miedo. Cierra los ojos que ya pasa. No sueltes mi mano. Su madre está asustada, llora, corre.
Quise evitarlo, pero no me dejan otra alternativa, vendrás conmigo.
Ahora seremos dos almas en pena.